No sé si también les pasa, pero es que yo soy nula para la música. En mi defensa, lo intenté.
Esta vez, les contaré sobre varias primeras veces. Una más catastrófica que la otra.
Mi historia con la guitarra
Tenía doce años cuando quise aprender a tocar la guitarra. Me salieron callos, aprendí unos acordes y, para cuando me enteré que debía practicar todos los días para poder cambiar de acorde más rápido, casi me desmayo. Puse la guitarra frente a mi cama para que "me dieran ganas de practicar, pero al cabo de unos días me levantaba dándole la espalda y la cubría con ropa para no verla.

Terminé dejando mi pasión por la guitarra y me olvidé los acordes. Quizá solo no estaba hecha para las cuerdas. Pasé página y me compré una flauta.
El nuevo talento del cole
Este nuevo instrumento vino con una meta clara. Yo iba a ser parte del elenco e iba a tocar la flauta en el torneo interescolar. Frente a todos. Aprendí a tocar la canción de Titanic y audicioné. Según yo, estaba perfecta. La había practicado ya un par de días. ¿Qué más necesitaba?
Cuando hube terminado, los jurados no supieron qué hacer conmigo. Me dijeron que me iban a llamar. Tal cual. Como en las películas. ¿A dónde me iban a llamar? Eso era un colegio, no una audición de verdad. Un "tu tutora te hará saber si entraste" hubiera sido mucho más creíble para mi yo de doce años.
No hay segunda sin tercera
Dos fracasos no bastaron para que desistiera de la música. Aunque, en realidad, no entendía por qué es valioso aprender a tocar un instrumento musical, quise darme una tercera oportunidad. Le comenté a mis padres que quería aprender piano y, esa Navidad, un teclado gigante apareció envuelto en la sala. Esta fue la vez que más punche le metí.

Tomé clases particulares, aprendí varias canciones, intenté practicar diariamente. A pesar de todo, me cansé y desistí. Dejé de ir a clases y de ensayar. Mi teclado pasó a ser de mi hermano y él se convirtió en músico profesional, mientras yo descubrí las cámaras. Si bien todo esto me mostró que mi talento no está en lo musical, mi recomendación es que no desistan. Incluso ahora, me gustaría haber sido más perseverante con alguno de estos instrumentos. ¡Quizá algún día los retome!
- Nat

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